Me encanta ir a la playa en cualquier estación del año.
Además aquí, en el País Vasco, tenemos playas para elegir.
Tenia claro que iba a empezar por una de mis playas favoritas, la playa de Aizkorri.


No se con exactitud que es lo que más me atrae de esta playa, pero fue la primera, de muchas de la zona, que conocí al mudarme a Bilbao. 
En ella viví y compartí instantes irrepetibles que la hacen una playa muy especial para mi.
Así mismo, sus dunas, su manto verde mezclándose con las rocas, que vas descubriendo según bajas por el camino, mientras oyes el sonido del mar, la hacen una playa escondida que se presenta de golpe en toda su grandiosidad. 
Y que cada vez que la visitas se presenta distinta, pero bella, siempre bella.



Cada vez que visito estos espacios naturales compruebo como a mi alrededor hay basura que no debería encontrarme en una playa.
Soy de esas personas que cuando voy a la playa me vuelvo con mi basura a casa. No cuesta nada. La metes al bolsillo, al bolso o a la mochila y listo. 
Pero no todas las personas actúan igual.
Además toneladas de basura se vierten a los mares y gran parte de ella acaba en nuestras playas.






Hoy me he levantado, me he preparado y he cogido unas bolsas de basura y unos guantes de plástico. 
Hoy me apetecía limpiar “mi casa”, “mi playa”, “mi mundo”…





A pesar de haber contenedores habilitados, incluso para reciclar, la playa de Aizkorri estaba llena de basura. 
Alguna atrapada e incrustada ya al propio entorno, a pesar de NO SER ESTE SU SITIO. 
Según recogía basura, he fotografiado algunas de las cosas que he encontrado.
Por momentos me he enfadado mucho, al rato, he dejado de fotografiar y he comenzado a preocuparme, sin dejar de recoger y recoger bolsas enteras de plástico y basura orgánica.
















Llenaba las bolsas y las vaciaba para seguir recogiendo basura.  
Según vaciaba, las volvía a llenar con muchísima facilidad, tanta que me he dado cuenta que yo sola no podía abarcar la realidad que visualizaba. 
Aún así he seguido hasta llenar los contenedores y pasar la mañana en la playa, no como suelo acostumbrar a hacer, desgraciadamente, pero sabiendo que el plan de hoy, ha sido uno de los mejores planes que podía haber hecho.

Hoy he abandonado Aizkorri sabiendo que este es solo el comienzo.
Hoy unos cuantos kilos de plástico no llegaran al mar. Otros muchos sí. 

Está en nuestras manos. 




Texto y fotografía: Jesika Martínez-Alcocer
Todos los derechos reservados.





Mini cuento J.Martinez-Alcocer


La besó con deseo contenido y ganas de devorarla. 
La había echado de menos y era feliz por volver a tocarla, sentirla, besarla...
Fue un impulso arrebatador que ella no esperaba, pero que recibió feliz.
En el desencuentro que vivían por fin volvían a encontrarse.

Desapareció el mundo en ese instante...
Sin que supieran ninguno de los dos que aquel era el último beso que se daban...







Sudadera Muxua / El beso serigrafía a mano sobre textil



Texto: Jesika Martinez-Alcocer.
Fotografía: Eduardo Acebedo y Jesika Martinez-Alcocer.
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